El reconocimiento médico

02 Feb El reconocimiento médico

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El reconocimiento médico de los conductores no profesionales tiene como principal objetivo descartar limitaciones físicas que puedan influir negativamente en la capacidad de conducción.

Hay que tener muy claro que conducir es una actividad que tiene un cierto componente de riesgo y que en determinadas situaciones se ponen en peligro tanto nuestra propia vida como la de los otros ocupantes del vehículo, sin olvidarnos del resto de conductores que nos rodean. Por este motivo, el reconocimiento médico es un excelente método de prevención que detecta anomalías o deficiencias físicas que podrían provocar un accidente.

A continuación vamos a desglosar las diferentes fases de este reconocimiento médico, el cual ofrecemos en nuestros centros de San José (Calle Miguel Servet, 31) y Torrero (Plaza de las Canteras)  y se puede pedir cita previa por teléfono o en www.reconocimientomedicozaragoza.es

Antecedentes clínicos y situación actual: en primer lugar nos informamos del estado de salud del conductor: enfermedades pasadas o presentes, tratamiento que está siguiendo en la actualidad (si es el caso), hábitos de vida (alcohol, tabaco, deporte, etc) Es muy importante conocer de primera mano estos antecedentes, que nos dirán si esta persona está en riesgo de sufrir alguna enfermedad en el futuro o si ha superado con garantías una enfermedad reciente.

Exploración del oído y capacidad auditiva: realizamos un examen en los dos oídos con un otoscopio para descartar cualquier anomalía existente en el oído externo. A continuación se realiza una prueba de audiometría para determinar la capacidad auditiva. El sentido del oído es básico para la conducción ya que tener una buena capacidad auditiva nos permite escuchar sonidos lejanos, posibles ruidos del vehículo o una ambulancia acercándose a un cruce peligroso.carnet-conducir-pamplona

Examen general: se anota el peso y la talla del conductor (la obesidad combinada con otras pruebas negativas puede ser incapacitante en algunos casos) y se inspecciona la piel y las mucosas en busca de enfermedades subyacentes.

Exploración del sistema locomotor: se buscan limitaciones anatómicas, lesiones que impidan la correcta posición a la hora de conducir, fuerza y tono muscular, posibles rigideces o amputaciones, tendencia a temblores etc. La movilidad es fundamental y se manifiesta en los casos en los que nos vemos obligados a realizar un giro brusco para evitar un accidente, esquivar un peatón o animal y a la hora de maniobrar con agilidad.

Examen oftalmológico: los ojos son nuestro mejor defensa contra el peligro y por eso es importante mantenerlos puestos en la carretera, sin distracciones. Este examen consta de varias fases: en la primera medimos la agudeza visual examinando la visión lejana de cada ojo de forma separada y combinada. Le sigue una prueba de visión de colores y una prueba de coordinación de los ojos. A continuación le toca el turno a la visión en 3D y a la sensibilidad al contraste. Hacemos también una prueba de deslumbramiento que calcula cuál es el tiempo de recuperación tras un deslumbramiento, algo muy habitual cuando conducimos por la noche. Finalmente terminamos con un examen de los campos visuales periféricos que examina el alcance de la visión sobre el entorno que nos rodea.

Para terminar, llega el turno del Test Psicotécnico, en el que se realizan dos pruebas:

  • Velocidad de anticipación: esta prueba mide la capacidad de los sujetos analizados para percibir la velocidad de un objeto en movimiento. Esta aptitud es muy importante para realizar adelantamientos en condiciones óptimas de seguridad o para salir a una carretera transitada desde un stop. Si se realiza con mucha precipitación transmite impulsividad y si por el contrario se hace con retraso es un síntoma de lentitud de reacción.
  • Coordinación visomotriz manual: esta prueba es la más divertida del test por su apariencia de videojuego. Se utiliza para evaluar la coordinación del sujeto en ambas manos de manera simultánea e independiente. Los datos obtenidos tras la prueba permiten saber cómo reacciona un sujeto antes los estímulos que suceden a su alrededor. En la práctica, la prueba consta de dos carreteras por las que tenemos que llevar unos círculos sin tocar los márgenes de la calzada. Las manejamos con unas manivelas, una en cada mano, y cada vez que tocamos esos márgenes suena un pitido.

Como veis, se trata de un reconocimiento exhaustivo y es que la conducción no es una cosa menor. Al contrario, es una actividad muy seria que solo debemos llevar a cabo en plenitud de nuestras facultades físicas y mentales para minimizar los posibles riesgos, que existen tanto para nosotros como para los que nos rodean. Podríamos ahorrar muchas vidas si todos siguiéramos este precepto.

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